viernes, 29 de mayo de 2015

¿Es el optimismo un factor del éxito?

Según el psicólogo Martin E.P. Seligman – uno de los expertos mundiales en la llamada Psicología Positiva...

...la vida causa los mismos contratiempos y tragedias tanto a personas optimistas como pesimistas. Aunque existe una diferencia al afrontarlas.




Mientras que el optimista sabe afrontar mejor los reveses de la vida y ante una adversidad se resiente, se siente abatido, sin embargo rápidamente se rehace de su derrota y a pesar de las heridas que las tiene, se recompone para volver a la lucha , gracias a esa capacidad de reacción el optimista alcanza mejores resultados en todo lo que hace a todos los niveles, personal, profesional …. Además el optimista goza de mejor salud y llega hasta vivir más. Ya que está clínicamente probado que nuestro estado de ánimo y que los estados cerebrales tales como tristeza, depresión pesimismo afectan a nuestro sistema inmunológico e influyen en las enfermedades. Cuando alguien se deprime su cerebro cambia.

El pesimista es una persona que está predispuesta mas que otra a la depresión , son personas que en su trabajo están obteniendo resultados por debajo de su potencialidad y su talento. Su salud física se está resintiendo y seguro que no es tan buena como debería de ser y finalmente la vida para un pesimista no es nada placentera y está llena de miedos y de presagios auto cumplidores. Y cuando una desgracia ocurra a este tipo de personas pesimistas se le acaba el mundo, se sumirán en la tristeza, les costará un esfuerzo enorme iniciar algo, pensarán que el futuro es negrísimo y se le quitaran las ganas hasta de vivir….

¿Es el optimismo un motivo del éxito?



Ahora bien existe una buena noticia para los pesimistas, estos están en condiciones de conocer los mecanismo de que se sirven los optimistas y mejorar así de manera permanente su calidad de vida. Hasta los optimistas pueden llegar a mejorar también ya que ellos de vez en cuando tampoco se libran de caer de vez en cuando en este estado de pesimismo .

Antes tengo que aclarar que el optimista no es una persona más egoísta ni se presenta como superior a los demás, la persona que es optimista es una persona que adopta una serie de hábitos acerca de cómo debe de hablarse así mismo cuando se enfrenta ante un contratiempo. Es pues el dialogo interno que mantengamos con nosotros mismos fundamental para llegar a ser optimista.

Aunque sin embargo pueda parecer que demasiado optimismo puede ser
perjudicial en algunos casos, la virtud del termino exacto es fundamental .
Para ello siempre tendremos que ser optimistas aplicando el sentido común como por ejemplo ante situaciones arriesgadas, si tenemos que aconsejar a terceros sobre un futuro oscuro y si queremos hacernos cargo de los problemas de otros no deberemos de comenzar siendo optimistas deberemos de preguntarnos primero cual será el coste del fracaso en cada situación particular. Si el coste es elevado el optimismo es una estrategia equivocada. En cambio si el coste no es elevado el optimismo es viable.

Siguiendo con el tema de optimismo–éxito



Para cambiar de estado pesimista a optimista utilizamos la herramienta que desarrolló el psicoterapeuta cognitivo Albert Ellis el ABC, que son las siglas en ingles de adversidad, creencia y consecuencia.

En definitiva ante una adversidad nuestra creencia puede ser
  • optimista con lo que tendremos una consecuencia o resultado positivo de logro de actuación de lucha .
  • pesimista con lo que la consecuencia o resultado es de inactividad, tristeza, depresión …..
Por lo tanto las creencias son la consecuencia directa de lo que luego pensaremos y sentiremos y haremos. Y pueden significar la diferencia entre el desaliento y la rendición o el bienestar y la acción constructiva.

Es pues fundamental romper con el circulo vicioso que hace que adversidad creencia y consecuencia estén conectadas, hay que romperlo, hay que llevar a la conciencia la relación por pequeña que existe entre la adversidad y el sentimiento. Para ello hay que trabajar con el cliente que expanda su conciencia mediante herramientas de terapia cognitiva, que lo hagan conscientes de qué pensamientos y creencias lo están anclando a ese estado pesimista y después para que se conviertan en hábitos de pensamiento sano utilizar herramientas conductictas, en las que se trabaja con la conducta consiguiendo con la repetición de ellas que se establezcan y se consiguen hábitos sanos de pensamiento.



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