Deberíamos de ser conscientes de la manera que tenemos de comunicar.
Si lo que queremos conseguir es la
eficacia en la comunicación tendremos que aprender a ser buenos
comunicadores y para ello es muy importante que haya una coherencia
entre lo que se dice y como se dice, es decir entre el contenido del
mensaje, el lenguaje no verbal y la voz.
Vemos multitud de casos en los que el
comunicador, sea un político o un conferenciante … No comunica,
porque existe una brecha entre estos conceptos (contenido y lenguaje
no verbal y voz). Esto se traduce en una conferencia sin emoción sin
chispa, no engancha, el comunicador no empatiza, no se dirige de
manera eficaz al público y el publico de manera consciente o
inconsciente deja de escuchar, y entonces es muy difícil volver a
conseguir de nuevo atrapar la atención... ¿Qué es lo que nos
impide comunicar de una manera eficaz?
Creemos que el buen comunicador es
bueno desde que nace es decir que le viene en su ADN, pues en algunos
casos es cierto. La gran noticia es que una charla, una conferencia o
una presentación puedes comunicarla de manera eficaz y rentable
siempre y cuando la prepares; porque creemos que esto se improvisa y
no es así.
Hay que entrenar, como en casi todo en la vida es trabajo, trabajo y más trabajo.
El que tengas que trabajar más o menos depende de las fortalezas de las que partas.
Pues bien unos tienen un espectacular
lenguaje no verbal, una bonita voz pero no saben organizar el
contenido de la comunicación; otros poseen un contenido muy
organizado pero hablan muy deprisa o no vocalizan, pueden tener todo
y no entonar de manera que el mensaje que transmiten se hace al cabo
de 5 minutos monótono y soporífero… Otros poseen todo también
aunque tienen miedo, ansiedad, pánico. En esta gestión emocional el
coaching te puede ayudar.
El comunicador debería primero tener
en cuenta y agradecer que los oyentes te estén escuchando, porque
tenemos que tener en cuenta que el receptor del mensaje (el
oyente) es el que debe de definir tu estrategia comunicativa.
Hay que ponerse en el lugar de él, crear sintonía y hay que
conseguir que este comparta y comprenda y que el oyente al final se
emocione ya que esto ayuda a que la comunicación sea eficiente y se
recuerde, que la comunicación persuada y que logre inocular una
idea. Tenemos que tener claro desde el principio cual es el objetivo
de nuestra comunicación: ¿Comunicar?, ¿Informar?, ¿Explicar?,
¿Divulgar?...
En definitiva tenemos que tener en cuenta ¿Para qué comunicamos?
Ejemplos: sensibilizar, resolver,
motivar, informar, vender, compartir, formar...
Tenemos que ponernos en el lugar del receptor y ver que es lo que necesita. ¿Qué puede necesitar? ¿Qué espera de mi?.
De esta manera el mensaje que queremos
transmitir deja huella y será recordado porque hemos llegado al
receptor pensando en lo que el necesita y lo que quiere recibir y
espera que la comunicación le aporte. De esta manera el receptor, el
oyente, escuchará no para contestar sino que entrará en sintonía y
escuchará para entender.
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